"Pin Pon es un muñeco con cuerpo de algodónSe lava la carita con agua y con jabón
Se desenreda el pelo con peines de marfil
y aunque se da tirones, no grita y dice: "¡Wiii!"
Cuando las estrellitas comienzan a salir
Pin Pon se va a la cama y se acuesta a dormir"
Y bueno, ahora Pin Pon se ha acostado a dormir para siempre, pero su recuerdo permanecerá eternamente en la memoria de quienes cantamos sus canciones y aprendimos con él cuando niños. Era fantástico, porque mantenía en nosotros esa inocente ilusión infantil que con el paso de los años se pierde, quedando como resultado un corrupto, calculador, sucio y egoísta ser humano. Este gran hombre nos hizo soñar e imaginar, además de enseñarnos valores y sabios consejos de vida. Sin duda, una enorme pérdida. Tenía 66 años, aún le quedaba muchísimo por vivir y entregar a la sociedad. ¿Y qué hace esta última con quienes sí valen la pena? Los ironizan, se burlan de ellos y finalmente los destruyen y junto con ellos, la ilusión de los demás. Como hicieron con el Profesor Rossa y Guru Guru cuando los hicieron mierda, creando los pseudopersonajes Profesor Salomón y Tutu Tutu. Lo mismo quisieron hacer con este dulce muñequito de cartón y algodón. Y ahora lo lloran, ahora lo extrañan, ahora lamentan su repentino deceso. Es una lástima que en este país se valore a la gente una vez que ha partido, ahí recién vienen a decir: "Era un gran hombre", "No merecía morir todavía", "Poseía un talento increíble" y cosas similares. Pero quienes pensamos distinto a ellos, somos los que le llevaremos por siempre en el corazón y seguiremos su legado.
Adiós, Pin Pon, es hora de cerrar por siempre tu cajita de cartón.
No dudo en que tu espíritu estará en el cielo, jugando con la Luna y las estrellas.
