Nada más que decir. Tan sólo dar el inicio a este, mi diario. Sé que nadie se tomará la molestia de leer mis estupideces y cuestionamientos varios, pero soy tan testaruda que igual ocuparé (y desperdiciaré) cierta cantidad de tiempo y espacio para publicar el imbécil diario de un ente que a nadie le interesa. De una criatura sin más función en este mundo que la de ser un estorbo. De alguien (en realidad no alguien sino nadie) cuya existencia no está destinada a ser feliz, y nunca lo estará... En fin. Así es la vida y no tengo derecho a quejarme.
Hoy, un día nostálgico, como cualquier otro. Esta tarde, cuando fui a verte, sentí que todo era tan distinto. Sé que ahora debo aprender a mirarte como a un amigo, mas me cuesta tanto. Es que entre nosotros sucedieron cosas importantes, aunque tú no lo veas tan así. Fuiste mi primer amor y quizás el único verdadero. Y por eso deseo cerrar mi corazón a los demás. Porque sé que al estar junto a otro, seguiré recordando tus labios carnosos, tus tibios besos, tu piel morena, tu tierna mirada, tu suave perfume, tus delicadas caricias, tus abrazos de fuego, aquella risita perversa y confidencial después de amar en cuerpo, mente y alma... y seguiré deseándote. Hoy, mientras hablábamos, lo único que anhelaba era lanzarme a tus brazos y llorar. Y despertar llorando a tu lado, y que tú me dijeras al oído "Tranquila, mi niña. No llores, tan sólo fue un mal sueño. Todo está bien. Yo estoy aquí, y nunca te abandonaré, porque te amo... ". Pero sé que aquellas hermosas palabras jamás escaparán de tus labios para mí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario